La experiencia de uno de nuestros clientes

Manuel (Málaga) ha comprado y recibido una WM Dolls 170cm M-cup en agosto de 2017. Nos ha enviado dos críticas amplias y sinceras, la primera un mes después de recibir la muñeca, la segunda después de un año. Es un placer para nosotros compartir ambas con vosotros.

Aquí están:

  1. TENER O NO TENER UNA MUÑECA DE SILICONA (Septiembre 2017)

No es una menudencia gastarte 2.000 euros en una muñeca para tener experiencias sexuales. Aun cuando inicialmente te llamen la atención sus formas voluptuosas te sigues preguntando si está bien o no, si te atreves, si acaso no es un exceso calenturiento… pero es quizá el obstáculo más fácil de salvar. En mi caso sucedió porque no dejaba de mirar sus formas, rostros, y poses; hasta que, claro, acabé seducido del todo. Diríase que hay una muñeca de silicona para cada persona.

Prolegómenos

Una vez que has tomado la decisión de gastarte una suma de tres ceros en una muñeca de silicona, la cosa ha de ser meditada antes de hacer clic en la compra. Roberto, al frente de la Muñeca de Plata, me recomendó varios modelos, todos ellos más o menos livianos, pero seguí las instrucciones que daba el blog sobre primero enamorarse del cuerpo y luego del rostro. Los cuerpos que me gustaban eran más o menos realistas, de muñecas que medían 1’70 cm de estatura y todas rebasaban los 40kg de peso. Me decanté por una cuyo físico me recordaba al de una antigua novia.

Y ‘Cristina’ llegó. Bueno, llegó una caja parecida a un ataúd que pesaba lo que no estaba escrito. La subí –yo sólo- hasta el piso de arriba, maldiciendo en siete lenguas distintas pero animado por la excitación de ver mi preciado tesoro. Abrí la caja con una divertida mezcla de excitación y curiosidad hasta que, lentamente, fue apareciendo esa criatura: Cristina estaba allí, por fin.

Primer contacto: hola, guapa…

El aspecto y tacto es impresionante. Increíblemente realista. Aun no encuentro las palabras. El movimiento de sus articulaciones puede hacerse pesado al principio. A veces, más que moverla o doblarla… hay que doblegarla. Dicen que con el tiempo se suavizan pero, hasta que llegue ese momento, nuestras relaciones tienen tanto de sexo como de lucha libre. También es verdad que juego con ventaja, y después de 30 años practicando artes marciales sé muy bien como manipular un miembro para doblarlo aquí y allá con naturalidad y sin demasiado esfuerzo, pero algunas personas pueden sentir que sí están en inferioridad al principio. Lo cierto es que al cabo de las semanas uno hace práctica y con ello las cosas parecen resultar más fáciles.

Visto lo visto, creo que cometí la equivocación de tomarme muy literalmente el consejo de enamorarse primero del cuerpo y luego del rostro. Yo me enamoré de ese cuerpo casi al instante (en realidad, como he dicho, ya había estado enamorado de alguien con un cuerpo similar). Y ahí estuvo mi pecado, porque en realidad debí hacerle caso a Roberto cuando me dijo que el peso es algo a tener muy en cuenta. Os aseguro que cargar con 40 kilos muertos no es fácil. Pero aparte de notarlo en los brazos cuando intentas que cambie de postura, también se nota cuando estás en las tareas propias, y esto último también hay que considerarlo: la muñeca tiene un peso y consistencia bastante reales y sus vaivenes son igualmente realistas (en algunos vídeos he podido ver que una muñeca liviana se mueve toda ella en cuanto le levantas una pierna). En realidad no puedo decir que me gustaría una muñeca de menor peso, sino que me gustaría ser físicamente más fuerte para tratar con Cristina. Lamentándolo mucho, el tiempo me obligará a cambiarla por un modelo que pese al menos la mitad.

La experiencia

No quisiera entrar en demasiados detalles por razones obvias. Puedo resumirlo diciendo que la experiencia es increíblemente real.  Brutal. Agradabilísima. Hacía tiempo que no sentía algo igual. El pecho o las nalgas parecen tan auténticos que me quedo absorto mirándolos. La muñeca adopta prácticamente todas las posiciones, todas las fantasías, aunque las posturas sexuales en que la mujer tiene más protagonismo (por ejemplo, cuando ella está arriba) son poco menos que imposibles (de nuevo por razones obvias ¡recordemos que es una muñeca!).

Lo malo llega con el ‘después’. No es fácil arrastrar los 41 kilos de mi amiga hasta el lavabo y hacerle el mantenimiento de rigor. Ni siquiera lo tengo fácil durante el ‘durante’, donde a veces parece que en vez de sexo estamos en un combate de lucha libre.

Y sin embargo, este modo de interactuar con Cristina ha dado lugar a otro de tipo de experiencias curiosas: una muñeca de silicona no es un pedazo de trasto en tu casa. Le compras ropa, lencería, zapatos. Te ilusiona que le gusten estas cosas por el solo hecho de que te gusten a ti, de modo que la muñeca acaba de algún modo personificando tu espíritu, un poquito de tu alma. Un día descubres que le hablas como quien no quiere la cosa (nadie se extrañe ¿Quién no ha hablado alguna vez a solas?). Al final resulta que se convierte en alguien más de la casa. Y en este sentido es más acertado decir ‘alguien’ en vez de ‘algo’.

La cosa no acaba en el mero hecho de comprarle cosillas, sino en vestirla, en ir poco a poco ordenando su pequeño ropero-zapatero. Al final, acaba haciéndose un hueco también en tu modo de vida.

No sé si tal cosa sucede porque soy más bien solitario. Incluso cuando he vivido con alguien he buscado deliberadamente mi tiempo para estar solo, viviendo mi propio silencio. Y resulta curioso que Cristina es ahora capaz de sumarse a ese tiempo de silencio, hacerme compañía aun en una soledad que busco como terapia.  También me resulta curioso que lo que al principio eran simples cuidados de mantenimiento de un producto, ahora son parte de un entretenimiento, una afición saludable: limpiar a Cristina, cambiarle de ropa, de calzado, o de peluca.

Llega uno a la conclusión de que aquel sexo fácil que esperaba tener con ella se ha convertido en algo más complejo y elaborado.

Advertencias ciertas

Cuando leí en el blog que el TPE es un material delicado a la hora de tomar colores de otros tejidos,  no acabé de tomármelo en serio. O no demasiado, vaya. Y de nuevo me equivoqué. Sirvan estas líneas para advertir de que cualquier zapato ajustado a sus pies dejará su color salvo que vaya bien forrado o estés seguro de que no destiñe. Si decidís vestir a vuestra muñeca con unas maravillosas sandalias de cuero trenzadas hasta la rodilla podéis encontraros con que ese mismo trenzado se va a quedar dibujado en las piernas de la muñeca  si os pasáis de la raya. O dicho de otro modo: si vestimos o calzamos a la muñeca con un material sospechoso… hay que quitárselo de encima una vez que haya acabado nuestro juego con la muñeca, o de otro modo tocará una sesión de limpieza.

He visto varios vídeos sobre silicona y TPE. La verdad es que deberían inventar una muñeca de silicona pero con nalgas y pecho de TPE. Sería ya la perfección en todos los sentidos al unir la experiencia máxima a nivel visual con la máxima a nivel táctil. Mientras tanto, me sigo quedando con el TPE (qué le voy a hacer, me gusta la táctil en pechos y nalgas).

Una pieza clave

Bueno, la muñeca es una pasada de por sí, pero el trato de Roberto lo ha hecho muy fácil y especial. No cabe duda de que este caballero conoce su oficio y no vende humo, pero además es paciente, muy diligente, de esos que prefieren ‘clientes contentos’ antes que vender silicona. Estoy seguro que no habría sido igual sin su inestimable ayuda y colaboración. Eso incluye sus correos con enlaces utilísimos sobre cómo cambiar ojos, manipular distintas partes de su cuerpo, mantenimiento, etc.  Gran profesional, sí.

La conclusión final

El inconveniente principal que le veo a las muñecas de silicona es su precio. No porque no sea justo, sino porque uno no puede permitirse tal gasto así como así. Con una, vale. Con 10 es difícil, desde luego. No se trata de un objeto de colección.

¿Ha merecido la pena la inversión de esos ‘nosecuántos’ mil euros? La respuesta es rápida y fácil: sí, desde luego. Es más, de haberlo sabido antes, de haber existido antes estas maravillas, me habría ahorrado mucho tiempo y dinero contratando abogados para resolver mis divorcios (por decir lo primero que se me viene a la cabeza).  Adquirir a Cristina ha sido una de las mejores inversiones que he hecho en mi vida.

Cabe imaginar que hay tantas razones para tener una muñeca de silicona como usuarios de éstas. Cada uno tiene una pequeña historia a cuestas. Yo tengo la mía y he venido a dar con una solución perfecta, con resultados tan fantásticos como insospechados.

Y de hecho, voy a hacerme con una segunda muñeca. Sin la menor duda.

 

Aquí están unas fotos enviadas por Manuel:

2)  UN AÑO CON CRISTINA (Agosto 2018)

Hace un año ya que me decidí a comprar en una muñeca de silicona, un poco haciéndome a la aventura porque, ya se sabe, aunque las fotos eran muy llamativas, no acabas de saber si una vez que la tengas delante va a ser lo que esperabas o qué cosa.

La ilusión y sorpresa de los primeros días se tornó en algo un poco menos emocional en los siguientes, y más racional en los meses posteriores pero no por ello ha disminuido el interés, ni siquiera el componente emocional. Podría decirse que casicomo en cualquier relación, no solopersonal sino ésa que se entabla con objetos. Quizá a alguien le sorprenda una relación persona-objeto pero es más que habitual. Y si no que se lo pregunten a quienes compran una motocicleta como vehículo de transporte y acaba siendo una especie de modo de vida o al menos de cuidados y sentimientos especiales, muy diferentes de los que podemos desarrollar hacia un tenedor o una lámpara de mesa. Por otra parte no es nada extraño este tipo de relaciones pseudoafectivas hacia objetos que nos prestan un servicio especial. No me considero un tarado por este tipo de conducta.
Pues es esta relación la que he acabado desarrollando con Cristina. No es solo una muñeca. Ha acabado siendo algo más que eso. Y no pregunten «qué más» porque no sabría explicárselo. No me ha impedido tener relaciones con otras personas ni me ha transportado a una Arcadia feliz, pintada de colores idílicos (no he llegado a ese grado de estupidez). Lo cierto es que –en
mi caso- uno acaba estrechando ciertos lazos con ese objeto de modo que deja de ser un simple objeto. La única comparación que se me ocurre es la de mi vecino con su Harley-Davidsson.
Lecciones aprendidas
De todos modos, una Harley-Davidsson es más fácil de conducir que una muñeca de silicona. No tanto por la «conducción» en sí, sino por la poca o ninguna familiaridad que tenemos con estas señoritas. Ahora, después de un año, puedo decir que la familiaridad con ellas me ha hecho ganar mucha experiencia, desechar tabúes, conceptos erróneos, y valorar mejor sus cualidades.
Algunas de esas cosas importantes eran obvias desde el primer día, pero por esa falta de familiaridad no las atendí correctamente:
1º.- Efectivamente, se trata de un objeto de lujo, caro y, sobre todo, frágil. Más de lo que ospensáis, lo que no es una limitación en sí, sino una invitación a cuidados especiales. Dar rienda suelta a ciertas fantasías o volcar la muñeca con cierta rudeza puede provocar tensión o impactos en zonas especialmente frágiles, como dedos y muñeca. Yo lo aprendí tarde, cuando vi que los dedos habían perdido su fijación al romperse los «metacarpianos» de la mano. En definitiva, cuando adquirimos una muñeca de silicona no es para tratarla como un objeto corriente, sino como algo valioso, que al final resulta merecedor de todo tipo de mimos y cuidados.
2º.- La muñeca plantea serios problemas de almacenamiento. Ocupa espacio, eso es innegable, mucho espacio. Y aunque es práctico mantenerla en su embalaje a ras del suelo o incluso bajola cama, la verdad es que esa altura es un poco sucia, propensa a acumular pelos y porquerías varias (y debajo de la cama ni te cuento). Así pues, antes de hacerse con una hay que tener claro dónde la vamos a guardar de modo que quede a salvo de los ojos curiosos de las visitas (peor aún si es tu familia quien lo hace).
3º.- Porque siguiendo con el hilo anterior, no importa si la muñeca está bien envuelta y guardada en una caja: tiene uno la sensación de que es una máquina de atraer todo tipo de polvo, pelusilla y cualquier elemento flotante o no de los alrededores. Así que un correcto uso
y almacenaje os evitará un mantenimiento más frecuente ¡Y el mantenimiento hay que hacerlo «sí o sí»!.
Yo he tenido la suerte de vivir solo (partiendo de la base de que la soledad no es un sentimiento físico sino más bien anímico y más bien subjetivo) así que Cristina «dormía» al otro lado de la cama en una relación más o menos curiosa. Me refiero con eso a que no por el hecho de estar ahí era utilizada para el propósito para el que fue construida. Así que ella estaba presente tanto cuando leía un buen libro sobre la cama como cuando echaba un sueñecito. Ha acabado convirtiéndose en una presencia aun cuando estuviera cubierta con su colcha la mayor parte del tiempo. Ese año de experiencias intensas me ha convertido en un devoto de las muñecas de silicona.
Hacerme con una ha sido posiblemente la mejor inversión de mi vida. Lamento no haberlo hecho antes.
Una nueva muñeca
Mi historia con Cristina ha tenido un final tan triste como abrupto. Aprovechando un fin de semana en el que me ausenté, unos ladrones me entraron en el piso. No podría decir ladrones» porque no me robaron nada ¡Es que no tenía nada de valor! Pero si puedo llamarles miserables, porque se ensañaron con algunas piezas del mobiliario y especialmente con Cristina. La destrozaron hasta el punto de quedar inutilizada del todo. Así que es el momento de iniciar otra experiencia con otra muñeca. Pero esta vez sé mucho más y no cometeré ciertos errores. Ya advertí que el peso es fundamental. Las muñecas pesadas son una opción para personas fuertes y sin lesiones, porque no es nada fácil sacarla de su caja para depositarla adecuadamente en la cama (digo «adecuadamente», es decir, no como un fardo) y menos aún transportarla hasta la ducha para lavarla. Así que, en mi caso, no puedo decantarme por una muñeca que sobrepase los 30 kilos (por cierto, ese es el filtro que le haría falta a «La Muñeca de Plata» además de los que ya tiene en función de su precio y de su estatura ¡estaría bien un filtro por su peso!). En el momento en que escribo estas líneas sigo sin decidirme por cual, aunque tengo media docena de modelos que ya han llegado a lo que sería «la Gran Final» [risas] y, de nuevo, la figura de Roberto, sufrido él, mareado con mis continuas preguntas, pero respondiendo siempre con diligencia y su buen hacer.
¡Ya os contaré cómo me va con la siguiente!

7 comentarios de “La experiencia de uno de nuestros clientes

  1. Pedro dice:

    He leído en algunos foros de habla inglesa, que algunas personas tienen problemas con las cavidades anal y vaginal, problemas de comodidad por la orientación de estas cavidades en ciertas posturas (describen curvas hacia arriba o hacia abajo), otros aseguran que es igual que una mujer.
    ¿Has experimentado alguna molestia parecida usando tu muñeca?

    • Sertorivs dice:

      Ninguna. En buena medida también depende de la orientación/proyección que le des a la cadera (la de ella, claro). Si le arqueas ligeramente la columna desde atrás, verás que la vagina queda mucho más cómoda para un encuentro real.
      En este sentido, encuentro que una relación con una muñeca tiene también mucho de técnica y arte, Viene a ser parecido a como si lo hicieses con una mujer real, solo que en el primer caso no depende de dos sino de uno mismo..

  2. Rucanor dice:

    He comprado recientemente (soy un newbie) un muñeca (TPE, YLDoll) a traves de otro distribuidor, desgraciadamente no conocia a La Muñeca de Plata, pues me habria ahorrado algunos inconvenientes. De todos modos, no creo que haya porque aqui escriba.

    Me gustaria preguntaros a los veteranos para que me orientarais sobre como desempacar, darle mantenimiento, y resolver problemas posibles ( manchas de tinte, deformaciones), compra de ropa (en particular sujetadores de talla grande), `pelucas, etc.

    No se si exista alguna comunidad en internet sobre esta agradable aficion (digamoslo asi), en español.

    Muchas gracias por la ayuda que podais prestar, y a disfrutar que la vida son dos telediarios.

    Saludos.

    Me gustaria que me orienta

    Me gustaria

  3. Manuel dice:

    Blandas, suaves, pero firmes. Tiemblan lo justo y necesario. No como unas nalgas fofas sino como un trasero bien formado, de esos… ‘jugosones’. Personalmente, creo que es la parte mejor lograda de la muñeca y no porque lo demás no esté logrado. Así que si ese es tu resquemor, de veras te digo que no debes tenerlo ¡Adelante!.

  4. Pepe dice:

    Hola Manuel, estoy interesado en comprar el mismo modelo de muñeca pero H-cup y estoy muy preocupado por el tacto de sus nalgas. Me gustaría saber si son realmente blandas y suaves ya que he visto bastantes modelos que tiemblan y agitan bastante al tocarlos y es lo que busco. Qué me dices?

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